15 ABRIL DE 2022


El Corvette 2022 y las Terapias para el Cuello

Por: PEPE FORTE

Resulta una verdadera rareza que en el universo del Periodismo Automovilístico se comience un artículo de un coche deportivo elogiando sus butacas. Es lo que vamos a hacer…

En realidad no lo es tanto —lo de la rareza— si se aduce que las butacas son, hmmm… precisamente DEPORTIVAS, anatómicamente “coherentes” con las dinámicas de la velocidad porque son lateralmente protuberantes para evitar desplazamientos del tórax en las curvas, de “cero Gravedad”, o con soporte lumbar… ¿le suena al lector Recaro?

Lo raro es que se diga —antes que todo lo demás—, que los asientos del Chevrolet Corvette 2022 son… cómodos; cómodos como los de un Cadillac. Será una rareza, pero es verdad.

Como todo coche deportivo, para la gente joven —con peso acorde a su estatura y membresía activa en el gimnasio— el ingreso y egreso en el auto protagonista de este review, y otros de la estirpe, resulta fácil, mas no tanto para la ciudadanía en la otra esquina, pero una vez dentro, las butacas del nuevo Corvette, tanto la del conductor como la del pasajero al lado, son tan ergonómicas como las del módulo de despegue de una nave espacial, y hacen al vehículo a uno apto no sólo para enfrentar un modo de conducción sporty, sino también para largas distancias. La clave aquí está en la palabra “nuevo”, pues el Vette ’22, que forma parte de la 8ta. Gen. del coche, introducida en el 2020, ha hecho del auto uno más marcadamente deportivo que todos los demás; parafraseando a Orwell: Todos los Corvettes son deportivos, pero este último es más deportivo que los demás.

El único por mucho tiempo, y el verdaderamente auténtico coche deportivo norteamericano desde su introducción en 1953 de la mano del genial Harley Earl —sin olvidar a Zora Arkus-Duntov—, este nuevo Corvette llegó a dónde muchos entusiastas siempre quisieron que llegar, a esta formulación que lo convierte —parafraseando a lo de los acorzados alemanes de la Segunda Guerra Mundial— en un Ferrari “de bolsillo”, con su escalofriante styling, pero especialmente por su configuración de mid-engine y, para rematar, con un precio increíblemente asequible de unos inimaginables $60 mil dólares —de lo que hagan los dealers por su cuenta, GM es ‘non-guilty—.

Cuando pensábamos que la pasada generación del Corvette —un auto que siempre, siempre, ha sido hermoso—, había llegado al tope de su belleza—, este nuevo modelo destrozó los moldes. Desde su salida al mercado hemos tenido la fortuna de conducirlo varias veces en una diversidad de colores, gracias a la cortesía de Prestige Auto Specialists, y en esa semana cada vez, perdimos la tranquilidad de casa porque los vecinos constantemente tocaban a la puerta para que le permitiésemos admirarlo de cerca. En esta ocasión hablamos del convertible en el color azul Elkhart Lake metálico, igualmente bello lo mismo con sombrero que sin sombrero, es decir, descubierto o con techo, por cierto, duro, no de lona.

Sí, el nuevo Corvette creemos que califica por estilo, para ser considerado “exotic”. Los componentes de la ecuación son belleza, deportividad, potencia y velocidad, para rebasar a muchos coches high-end en la categoría, pero como ya dijimos, con un precio sorprendentemente asequible en su nivel de arrancada aunque, claro, con añadiduras, la etiqueta puede trepar al centenar de verdes con 3 ceros tras la coma.

Este año se estrena el paquete C8. R Edition inspirado en las pistas de carrera. Pero la característica común es el motor V-8 de 6.2 litros, capaz de 490HP y 465 libras por pie de torsión pero, pero, pero… ¿qué ingeniería ha logrado este milagro?: el típico poder esperado de una planta con los números que acabamos de referir, se sienten cuando uno le pincha la espuela al auto porque, sin embrago, en conducción “a la baja”, el Corvette se comporta relativamente de manera normal —a pesar de su suspensión, y de su volante no absolutamente redondo—. Esto es genial desde el punto de vista del mercado, porque no ahuyenta pues a la necesaria demográfica femenina. Es por esto que como Dr. Jekyll y Mr. Hyde, puede ser un auto para el diario, un commuter con estilo, y puede ser a la vez, un coche para las pistas. La transmisión es automática de 8 velocidades.

¿Y la eficiencia? La consideramos muy buena para un 8 de más de 6 biberones, con sus 19MPG combinadas entre ciudad y carretera, 15 urbanas, y 27 en altamar.

En cuanto al techo, puede ser éste manualmente removible, pero nuestra unidad, como es el genuino convertible, es accionado eléctricamente.

El interior es tan insospechadamente deportivo como lo fue el diseño general del auto con que Chevrolet nos sorprendió esta vez en la anatomía de su chico terrible. Es un reto tratar de describirla verbalmente pero, tratemos…

Se trata de dos cápsulas independientes para el conductor y el pasajero delantero (es un coche de dos plazas nada más), pero sin duda es un carro egoísta porque subraya el aspecto individualista de su capitán, que queda enclaustrado en una suerte de capullo, envuelto por un tabique central entre los dos asientos, que acoge con botonería el selector de la transmisión automática, con un diseño distinto para cada tecla de cada posición, y en el lomo de ese tabique se ubica otra botonería en una suerte de caballete que, aunque no nos ha parecido muy amigable en explotación, hay que admitir que es único en concepción y ejecución. Y la consola general ante el parabrisas, de ancho de esquina a esquina, ha sido dotada de unos volúmenes superpuestos, de una belleza que sofoca. Las puertas ocultan las manijas en sus volúmenes angulares por fuera, mientras que por dentro se operan mediante botón eléctrico que no se ve fácilmente, pero ubicado en cada puerta en el panel interior en un punto en que la mano naturalmente lo alcanza. Para quienes se preocupan que en caso de emergencia falle el sistema eléctrico, las puertas se pueden abrir gracias a una palanquilla manual.

Por fuera, los elementos de carrocería en negro (no importa el color) se convierten en equilibrados acentos de la anatomía y, aunque por dentro el Corvette 2022 es hermosísimo, preferimos en una escogencia obligada, al coche por fuera.

En los últimos 4 ó 5 años, de autos de rotación para nuestra prueba de manejo, de ésos que sabemos que conseguimos torcer cuello a nuestro paso, tal nos ha ocurrido con algún Mercedes-Benz, y con el Lexus LC… pero sabemos positivamente que, con el nuevo Corvette, hemos aumentado las arcas de los quiroprácticos.